No hay dolor, cuando el muro realiza su cometido....
cuando la fría piedra, postrada tras otra piedra, se torna negra por el añil espanto de lo que hay afuera.
No hay tristeza más arriba ni más abajo de estas grietas por donde dilata el flujo sanguíneo.
Un vistazo desalentador por ese cristal ensombrecido.
Rara
vez diviso algo. Mas, cuando las nubes lo permiten, el cielo torna
brillante con su luna y sus estrellas, fugaces a mi encanto...