"Movida por un impulso primitivo, quiso destrozar cualquier cosa, desgarrar algo con sus dientes.
Miró alrededor, pero no había nada que pareciera digno de romper en
ese momento, así que cogió su antebrazo y se propició un buen mordisco.
No sentía dolor, ni siquiera cuando la carne comenzó a desaparecer para dar lugar al músculo.
Tampoco cuando se deslizó un fino río rojo por su mano.
Tan sólo el instinto primitivo de comer, de destruir, de sobrevivir; ese instinto carnívoro de matar.
Fue a la cocina, movida por su instinto autodestructivo y esa inmunidad al dolor que parecía estar adquiriendo.
Puso a calentar un poco de aceite, y cuando las burbujas comenzaban a
aparecer, metió una mano, seguida por la otra, y esperó, y esperó.
La carne comenzaba a enrojecerse, hasta ponerse blanda y desaparecer en ese líquido viscoso hiviente.
En ese momento lo supo: se había convertido en el monstruo que siempre había dicho ser...
Cuando tuvo suficiente las sacó y las miró durante un instante.
Y vuelta a empezar: ahora estaba más helada, más vacía, ya nisiquiera
el dolor podía ser placentero como había sido algunas veces.
Se miró el antebrazo, sin marca; Las manos compuestas de nuevo. Y la
soledad en sus ojos, (ahora grises como plata reluciente), haciendo
cada vez más profundo aquel anhelo de su corazón.
¿Quién la querría ahora? Capaz de devorar, de matar, de acabar con la vida ajena en un segundo.
Ahora podría ser capaz de todo, hacer cualquier cosa ¿Pero de qué sirve ser capaz de todo si no puedes compartirlo con nadie?
Recorrió con sus dedos su nuevo cuerpo, sus dientes, sus extremidades, su pelo, su nueva vida...
Algo en su interior crecía muy rápido, una sensación que nunca había
querido sentir, pues la alejaba de toda humanidad que podía haber en
su interior: desdén, desprecio,desaire, indiferencia... Y la rabia
que la acompañaba iba haciendo más negro su esqueleto.
Ahora podría hacer lo que siempre había querido hacer: desaparecer
entre las penurias del mundo y llenarse de dolor que nunca la
saciarían...
Sonrió, como el que le sonríe a su locura.
Cerró los ojos, inspiró profundamente, como si fuera la última vez que lo haría, y salió corriendo.
Esta vez llegaría más lejos que nunca.
Porque ahora, era capaz de todo...."
Y comienza a vivir
